Afortunadamente, el tema del decrecimiento va abriéndose paso entre pensadores, políticos y ciudadanía ante los apabullantes datos de la ciencia: ya no crecerá más la extracción,que no producción, de petróleo; las alternativas nunca serán suficientes para sustituir el inmenso regalo, y a la vez trampa dorada, de las energías fósiles; y el crecimiento exponencial nos ha llevado a rebasar casi todos los límites de la sostenibilidad. Decreceremos sí o sí. La diferencia estará en si el descenso es ordenado y convertido en una oportunidad para vivir mejor todos, sin dejar a nadie para atrás, o se deja en manos del sistema para que una crisis sin precedente arrase con todo y con todos, dejando salvavidas solo para los de siempre.
Para ayudarnos a organizar ideas y propuestas sobre este tema crucial, proponemos dos lecturas.
La primera esta “Guía para el descenso energético. Preparando un futuro después del petróleo”, en la que participa Manuel Casal, nuestro conferenciante de mayo y autor del primero de los artículos, baja al terreno de nuestra realidad cotidiana y recoge un amplio conjunto de medidas que afectan a nuestro modo de vida como individuos y como comunidad con el objeto de reducir el consumo energético. Se recogen también ejemplos de propuestas ya aplicadas en otros lugares.
La segunda propuesta, recién publicada en mayo, está llamada a ser uno de los libros del año, como lo ha sido el año pasado en los países anglosajones. Para Hickel, el mundo se está haciendo cargo de que el capitalismo con su imparable expansión perpetua, muy similar a la del cáncer, está devastando el mundo vivo abocándonos a todos hacia el desastre final. Solo hay una solución posible: decrecer y dirigirnos hacia una sociedad postcapitalista, sobre la que nos da pistas e ideas inspiradoras. Para Hickel es posible una economía estacionaria “más justa, más solidaria y más divertida”.
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