DECÁLOGO DE PROPUESTAS URGENTES PARA TU AYUNTAMIENTO

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Cuando se es consciente de los efectos y la dimensión de las tres grandes crisis que padecemos, crisis energética, climática y ecológica, a la que habría que añadir tanto la crisis militar como la migratoria, todas ellas relacionadas entre sí, se es consciente, a su vez, de la necesidad de encontrar una “salida de emergencia” tanto a gran como a pequeña escala.

Es, en este último ámbito, donde entran en juego una serie de acciones a realizar desde los ayuntamientos, y que podríamos llamar urgentes. Todas ellas encaminadas a reducir las causas que provocan las crisis mencionadas, en especial la ecológica, y también a reducir los efectos. Acciones que tienden a un modo de vida más sencillo que el que nos empujan a llevar desde este sistema tecnológico capitalista, y que implican unos comportamientos y unas costumbres más apegadas a lo local, a lo próximo y a lo comunitario, redundando, a su vez, en una más rica  vida social. 

He aquí las propuestas:

  1. Compostaje de todos los residuos de la ciudad y pueblos, a fin de que ningún residuo orgánico acabe en la basura y se pierda. Se trata de una acción sencilla de realizar y que produce ahorro de energía, fertilizantes, alimentos, etc. 

  2. Habilitar (sobre todo en las ciudades) zonas de huertos urbanos para que quien desee pueda cultivar alimentos (con su correspondiente compostero) para autoconsumo.

  3. Plantación de árboles, incluidos frutales, dentro y alrededor de la ciudad. El objetivo es absorber carbono, tanto a través de la capa vegetal como del suelo, que es uno de los retos más importantes que se deben llevar a cabo desde todos los niveles. Promover que los ciudadanos se impliquen en las tareas de plantación y riego de árboles, facilitando desde los consistorios los medios materiales necesarios. 

  4. Estimular el sentido solidario de “dejar huella positiva” para generaciones futuras, fomentando la defensa de la biodiversidad incluso en lo pequeño, como podría ser en el cuidado respetuoso de parques y jardines, y abandonando para siempre el espíritu  arboricida y de poco respeto por la naturaleza (cuando no maltrato hacia ella).  

  5. Medición de la calidad del agua en los pueblos, para garantizar en todo momento la salubridad de la misma. 

  6. Uso del transporte colectivo y reducción de la movilidad que no sea absolutamente imprescindible, favoreciendo una proximidad entre los lugares de producción, de consumo y de trabajo.

  7. Concienciación sobre el consumo de carne y el origen de esa carne, evitando la instalación de macrogranjas, que emiten una gran cantidad de gases invernadero y son un foco de contaminación y de maltrato animal.  

  8. Ahorro energético. Frente a la asunción oficial de cuantas más macro renovables mejor, se ha de infundir la idea de eficiencia de la producción, mediante una tendencia hacia pequeñas instalaciones en los tejados o, en su caso, comunidades energéticas.

  9. Fomento de la cultura inmaterial frente al consumismo de la producción de bienes materiales. Una mayor cultura, educación y sanidad públicas frente al individualismo.

  10. Más proximidad entre las personas y menos lejanía digital, de modo que el diálogo y la presencia sean los motores de una democracia participativa.

Ramón Rodríguez. EEAZ


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