SI MI ALCALDESA FUESE ECOLOGISTA


Claudia López, elegida como la primera alcaldesa ecologista de Bogotá. Procedencia.

Dice el refrán que “quien ha sido cocinero antes que fraile, lo que pasa en la cocina bien sabe” para significar la importancia de la experiencia, pero no como fraile, no como alcalde, sino como cocinero de aquellos elementos que pueden lograr el objetivo de la política, que no es otro que lograr una vida mejor para los vecinos, extendiendo esta cualidad de vecindad no solo a los habitantes (humanos) sino a todos los seres vivos que pueblan el territorio.

Si mi alcaldesa fuera ecologista, gracias a la experiencia adquirida en sus luchas por el medio ambiente, y gracias sobre todo a haber aprendido que las partes de un ecosistema están relacionadas entre sí y que cualquier fallo en uno de los eslabones podría hundir el sistema mismo, pondría en valor no solo el medio ambiente sino también los derechos y deberes ciudadanos en el centro de su programa.

Así, si mi alcaldesa fuera ecologista y mi pueblo fuera uno más de los muchos pueblos olvidados por la Administración en la provincia de Zamora, lucharía por devolver la Sanidad a la ciudadanía. No solo impediría el cierre de consultorios, tal y como está sucediendo, sino que propondría un incentivo para quienes, desarrollando labor en la medicina de atención primaria, quieran instalarse en una zona rural llena de atractivos. Atractivos que habría que crear, por supuesto, si es que no existen.

Así, si mi alcaldesa fuera ecologista y mi pueblo fuera uno más de los muchos pueblos olvidados por la Administración en la provincia de Zamora, haría lo posible por rehabilitar las antiguas escuelas y procurar que se instalen en el pueblo las familias suficientes para que de ahora en adelante la educación pueda coexistir con la experiencia de crecer en un pueblo, con todas las implicaciones positivas que esto conlleva, pues no hay crecimiento más saludable que aquel que sucede en un medio natural, con la mirada en el paisaje, en el entorno que nos cobija.

Así, si mi alcaldesa fuera ecologista y mi pueblo fuera uno más de los muchos pueblos olvidados por la Administración en la provincia de Zamora, se desviviría para que ninguna persona anciana tenga que perder sus raíces con un traslado indeseado a una residencia. Lo que hace falta no son centros de reclusión mancomunales, lo que hace falta son casas de cuidados donde las personas puedan pasar sus últimos días sin desvincularse de su pasado. No hay forma peor de deshumanización que aquella que nos aleja de nuestra propia memoria, porque es la memoria la que nos ancla a lo que somos como especie, la que nos impide perder la sensibilidad, la empatía y la inteligencia.

Así, si mi alcaldesa fuera ecologista y mi pueblo fuera uno más de los muchos pueblos olvidados por la Administración en la provincia de Zamora, trataría de conservar la biodiversidad y de fomentar la recuperación integral del medio ambiente. No solo porque esta es la única manera de aportar un granito de arena en la lucha contra el caos climático, sino porque vivir en un medio natural sin grandes alteraciones también nos hace más felices. Hay muchas cosas que hacer, no solo plantar árboles en cada uno de los rincones donde sea posible hacerlo; el abanico de propuestas admite miles de colores y de matices, desde el detalle de prohibir el glifosato a la promulgaciones de ordenanzas que busquen la renaturalización de acequias, fuentes y arroyos, pasando por planes de urbanismo que impidan la industrialización salvaje de los terrenos rústicos, cerrando de este modo la puerta tanto a macorenovables como a macrogranjas de animales.

Así, si mi alcaldesa fuera ecologista y mi pueblo fuera uno más de los muchos pueblos olvidados por la Administración en la provincia de Zamora, tendría exquisito cuidado en la recuperación del patrimonio, tanto natural como etnológico y arqueológico. Fomentaría esta recuperación mediante ayudas de viviendas que sigan los patrones tradicionales y fomentaría, también, la creación de museos y lugares de visita que ayuden a comprender a los habitantes la importancia del lugar en el que habitan, reactivando a su vez el turismo rural, una de las industrias que, sin excesos, ha permitido la conservación de espacios que presumen, precisamente, de su propia conservación gracias al abandono y a la inexistencia de planes de desarrollo urbanístico.

Así, si mi alcaldesa fuera ecologista y mi pueblo fuera uno más de los muchos pueblos olvidados por la Administración en la provincia de Zamora, se esforzaría por crear cultura hasta debajo de las piedras, porque la cultura, las actividades culturales, crea conciencia y es, junto a la educación, un vector fundamental para evitar que nuestros pueblos caigan en el colonialismo salvaje de extracción de recursos, tal y como está sucediendo.

Estas son algunas de las líneas del programa, aunque seguramente muchas otras podrían abrirse, todas ellas igual de atractivas, y todas ellas gracias a comprender que el ecologismo es la cocina de la política, que un alcalde o una alcaldesa que no sea ecologista, no puede ser hoy por hoy, un alcalde o alcaldesa del pueblo en el que vive, porque solo entendiendo la relación de la población con el medio es posible gobernar un municipio.

Anímense, partidos políticos, a presentar en sus candidaturas personas de buena fe y sin complejo de llamarse así: ecologistas. Ecologistas por desear lo mejor para el territorio, lo mejor para los habitantes, lo mejor para plantas y animales, lo mejor para el paisaje. Anímense y verán cómo, con el tiempo y después de mucho cocinar, podremos llegar a decir: ¡qué rico! ¡qué bueno! ¡qué bien se vive aquí! ¿O no era ese el objetivo de presentarse a las elecciones?


Julio Fernández
Coordinador de EEA de Zamora


Nota: EEAZ tiene en preparación un documento con cerca de 500 propuestas para estas elecciones municipales. Lo publicaremos en una próxima entrada.

Comentarios

  1. Bien y encantadoras y lo q debería seguir siendo, pero... ¿esas propuestas contemplan los rendimientos decrecientes o la Tasa de Retorno Energético de los combustibles fósiles?

    Es decir, hubo un tiempo y tratándose del petróleo, en q hubo muchísima disponibilidad de energía o q con un barril se extraían 100 barriles u 80 y el resto, es decir, 99 o 79 quedaban disponibles para la sociedad, y así había posibilidad de tener buenos servicios públicos, pq el trabajo te lo hacía el petróleo... pero qué pasará cuando empecemos a estar en niveles q en los q tengamos q dedicarnos mucha más gente al sector primario y dado q el "sobrante" actual es preocupante.

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