El autoconsumo comunitario se abre paso en Zamora y provincia

Ayuntamiento de San Vitero. Foto LOZ

Lentamente la provincia de Zamora comienza a poner en marcha algunos proyectos comunitarios. Sin duda el más adelantado es el de San Vitero, que está creando una comunidad energética de autoconsumo para este municipio y otra para el anejo de San Juan del Rebollar. Los otros pueblos de El Poyo, San Cristóbal de Aliste y Villarino del Cebal, también interesados, quedarán para una fase posterior. Impulsadas por el Ayuntamiento, que aporta la cubierta de algunos locales municipales y el suelo donde se instalarán las dos plantas fotovoltaicas de 145 KWp, la inversión prevista es cercana a medio millón de euros, y contará con una subvención del 60%. La previsión según su alcaldesa, Vanesa Mezquita, es que San Vitero pueda tener incluso otra comunidad energética más, debido al alto consumo que tienen los numerosos comercios y empresas de la localidad. En estas comunidades los usuarios controlan la cooperativa al cien por cien y se prevé que con la nueva normativa que les afecta, se acorte incluso el tiempo de amortización.
También en Peñausende se ha presentado la posibilidad de crear una cooperativa energética, impulsada por el Ayuntamiento y vecinos, con la participación de empresas. Hay otros modelos que se están implantando en la provincia, como el de la Agrupación Europea de Cooperación Territorial AECT Duero-Douro, pero que no son comunidades energéticas, son un proyecto empresarial con ánimo de lucro que se denomina de “autoconsumo compartido”, y que utiliza el espacio público municipal a cambio de una compensación.
Algunos de estos municipios, nueve en total, han optado también a las ayudas del programa DUS, convocadas por el Ministerio de Transición Ecológica, para financiar proyectos de eficiencia energética. 

Proyectos en Zamora ciudad

En la ciudad, con igual lentitud, comienzan asimismo a anunciarse proyectos de autoconsumo. Uno de ellos pretende llegar a 7.000 viviendas de barrios de la ciudad como Las Viñas y zonas de Cardenal Cisneros o Príncipe de Asturias desde Vistalegre, donde la empresa que lidera el proyecto instalará una caldera de biomasa que suministraría energía térmica, agua caliente para calefactar, a través de una red de distribución.
Por su parte, el Ayuntamiento de Zamora acaba de adjudicar la instalación de placas solares fotovoltaicas de autoconsumo en cinco centros de enseñanza de la ciudad, en los que coincide una buena orientación de sus cubiertas: Juan XXIII, Candelaria, Riomanzanas, San José de Calasanz y Sancho II. Suman un total de 76 KW PICO y cuentan con subvenciones de fondos europeos al igual que el otro proyecto en que trabaja actualmente la concejalía de Medio Ambiente y Urbanismo, que consiste en aprovechar las marquesinas del aparcamiento de La Aldehuela, y que al tiempo que proyectarán sombra sobre los coches, podrán suministrar energía eléctrica a la vecindad a partir de las placas fotovoltaicas instaladas. En este caso sí se prevé la creación de una Comunidad Energética de autoconsumo para que los vecinos aprovechen la energía.

Los cascos históricos y la energía solar

En el barrio de Olivares se han iniciado también reuniones promovidas por la asociación vecinal para intentar constituir una comunidad energética y acceder a algún tipo de energía renovable que abarate la factura de la electricidad.
Pero actualmente el casco histórico y zonas de influencia están excluidos de la posibilidad de instalar fotovoltaicas en los tejados debido al impacto visual. Esta condición provoca que haya vecinos que no se puedan beneficiar del autoconsumo energético. Una situación que plantea discriminación vecinal y que afecta a otros muchos lugares de Europa, donde ya se han encontrado soluciones.

El ejemplo de Córdoba: regular y no prohibir

En España la ciudad de Córdoba, declarada Patrimonio de la Humanidad, decidió el año pasado, por acuerdo de todos los grupos del Ayuntamiento, derogar la medida que prohibía instalar placas solares en los tejados del casco histórico. Desde entonces y con el fin de aprovechar los fondos europeos para impulsar el autoconsumo de energías renovables, la Gerencia de Urbanismo trabaja en una nueva normativa, incorporando un análisis detallado de zonificación del casco histórico, con distintos niveles de protección y dependiendo de la orientación del sol en cada calle.
Se estudian en definitiva los impactos visuales para decidir qué tipo de instalación renovable sería más aconsejable. En los casos de mayor impacto o proximidad a monumentos se plantean alternativas como el uso de tejas solares u otras medidas que lógicamente encarecen la instalación, por lo que se prevé una línea de ayudas que permita sufragar esos sobrecostes. Tanto la UNESCO como el Ayuntamiento cordobés trabajan coordinadamente, junto a expertos de urbanismo, patrimonio y energías renovables, para “adaptar la normativa a las nuevas necesidades y mantener vivas las zonas patrimoniales.” Pero el objetivo es regular, no prohibir, el uso de renovables en zonas protegidas y esa normativa servirá como modelo para otras muchas ciudades.
En definitiva la autonomía energética es un objetivo por el que muchos municipios están luchando. La necesidad y las numerosas ayudas europeas sin duda son el motor de esta actividad, pero en Zamora y provincia los ayuntamientos están entrando con demasiada calma en un asunto que es vital para la ciudadanía.

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