Cional. Foto: Cristina Zelich
Se podía haber evitado, se repite una y otra vez en mi mente, en la de cientos de personas, ahora agotadas, que han visto reducirse a cenizas, literalmente, el pulmón verde de Zamora: nuestra querida Sierra de la Culebra. Y todo por la ruindad de quienes tuvieron que tomar una decisión y no lo hicieron. El mayor desastre medioambiental de la provincia tiene responsables: PP y VOX. Y lo es toda una mayoría ruidosa habitualmente, fieles en las urnas, que ahora callan, refrendando su política rácana, contagiada por una ideología cuya novedad es el negacionismo climático, entre otras imbecilidades. Lo han conseguido, mi enhorabuena, han destruido nuestro patrimonio natural más importante. Tan solo en cuatro días. Me temo que es y será la tónica a lo largo de esta legislatura nefasta. El comienzo para ellos y sus hooligans no ha podido ser más esperanzador. De un plumazo se han cargado la labor lenta de la naturaleza, el esfuerzo paciente de cientos de alistanos y carballeses que en la década de los cincuenta y sesenta del pasado siglo repoblaron con sus manos la Sierra de la Culebra.
Ya lo afirmó hace poco el Consejero de Fomento y Medio Ambiente: “Mantener el operativo de incendios todo el año es absurdo y un despilfarro”. Ha llevado esa idea hasta sus últimas consecuencias, abocando a todos nosotros al desastre. Si bien, mi opinión es que el verdadero desastre sigue siendo el cortoplacismo, la inoperancia, el populismo, el revanchismo. Cuando los pilares de la gestión de lo público son estos, ¿qué se puede esperar? Y el PP siempre mira por el retrovisor, no sea que sus socios de Gobierno, en el papel de censores, les recriminen sus deslices. Por no mencionar los interminables años de nefasta gestión forestal, incompetencia, cálculos electorales, etc.
La opinión de todo el operativo de incendios es y fue unánime: no tuvimos medios. Los primeros momentos de un incendio son claves. En la tarde del pasado 16 de junio, solo se contaba con tres brigadas terrestres y poco más. Si, como se explicita claramente en el INFOCAL, se hubiera declarado Época de peligro alto, se habría minimizado, sin duda, la catástrofe que ahora es una realidad. El texto no puede ser más concluyente: “Estas fechas podrán modificarse por parte de las Delegaciones de la Junta de C. y L. de cada provincia, cuando se prevean circunstancias meteorológicas que así lo justifiquen…” La amenaza de la mayor ola de calor en cincuenta años en junio justificaba de largo haber tomado esta decisión. Algo que se sabía desde hacía días, semanas, mucho antes del origen del incendio. La Junta tendrá que explicarlo (espero) en los Tribunales.
Las muestras de consternación son innumerables. Gema, de Boya, me envió un mensaje conmovedor que resume a la perfección este sentimiento compartido por la mayoría: “Ha ardido toda mi vida, el lugar al que siempre volvía pasara lo que pasara, donde era feliz…”
Hago mías sus palabras. Me sucede lo mismo que a Gema. Con la devastación de este incendio ha ardido mi vida.
Benito Pascual
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