Los artrópodos, especialmente los insectos, son el grupo más diverso y abundante del planeta, se calcula que hay en torno a 1 millón de especies de insectos. Además de ser muy variados, ejercen un papel extraordinario e insustituible en nuestras vidas (polinización, ciclo de nutrientes, etc.) y son indispensables para el correcto funcionamiento de los ecosistemas y por tanto para el sostenimiento de la vida.
España, por su situación geográfica, su carácter peninsular e insular, sus vicisitudes biogeográficas y su variedad de ecosistemas, es uno de los territorios con mayor diversidad de artrópodos de Europa y una de las zonas más ricas en insectos; pero, incomprensiblemente, aún se desconoce el estado de conservación de gran parte de esas especies, incluso de aquellas que juegan un papel fundamental como polinizadoras o descomponedoras.
Los insectos en general se encuentran en claro declive. Se estima que su tasa de extinción puede ser incluso hasta 8 veces más rápida que la de mamíferos, aves y reptiles. En 2017, un estudio demostró que se había reducido más del 75% de la biomasa de insectos voladores en áreas protegidas de Alemania y en 2019 se hizo otro estudio que asegura que hay una amenaza catastrófica y predice la extinción a gran escala del 40% de las especies de insectos en los próximos 100 años, siendo especialmente graves la desaparición de mariposas, polillas, libélulas, abejas, hormigas y escarabajos coprófagos (del estiércol)
Las principales amenazas que sufren los insectos son, como no podía ser de otra manera, las actividades humanas, especialmente los cambios de uso del suelo, el uso de biocidas, especies domésticas introducidas, enfermedades, infecciones emergentes y los efectos del cambio climático.
Especialmente preocupante es la situación de los insectos polinizadores, que realizan un papel esencial, tanto en la flora silvestre como en cultivos, ya que se hallan en claro declive en todo el mundo. Las poblaciones de abejas silvestres por ejemplo, se están viendo muy afectadas por la utilización de biocidas (herbicidas, fungicidas, insecticidas) y entre ellos los neonicotinoides, actuando independientemente o en sinergias con otros factores de amenaza.
Si el ritmo de desaparición de las distintas poblaciones de insectos continúa, su papel en los ecosistemas se verá gravemente afectado y ya hemos dicho que su papel es vital. Por ello, es urgente que se aprueben nuevos programas de protección y medidas de conservación más restrictivas para asegurar su conservación.
A la evidente importancia ecológica de los insectos, se une su importancia económica, social y cultural que deriva de la ecológica. Algunos insectos, además, elaboran productos derivados de sus actividades propias naturales, como la miel, el polen, la cera, la jalea real, la seda, las lacas, el rojo carmín o los taninos que son aprovechados con fines económicos.
Ecologistas en Acción, en colaboración con la Asociación Española de Entomología A.E.E., quiere destacar la importancia de tomar medidas para la conservación de las especies de insectos como herramienta clave para la conservación de biodiversidad y lograr una mayor sensibilidad de la sociedad sobre la importancia ecológica de estas especies.
Carolina Martín. Ecologistas CyL
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