Aprender a convivir con la naturaleza de la que somos parte


Soy profesor y divulgador, después entomólogo. Y desde esta perspectiva analizo el mundo en el que vivimos.

Zamora 2022, el año de los Polinizadores nace como una actividad que intenta dar a conocer la importancia de los polinizadores, las plantas, el agua, el suelo, así como la intervención del ser humano. Y una vez alcanzado este conocimiento, presentar a la gente alternativas positivas y viables para, en nuestra medida y en nuestro entorno y día a día, ir dando pequeños pasos que ayuden a tomar decisiones que nos beneficien a todos.

Es el momento de descubrir que hay muchas abejas y muchos polinizadores, no solo la de la miel, y de no dejarnos engañar por diferentes campañas en las que se nos presenta a las abeja y apicultores como los únicos seres capaces de solucionar los problemas que tienen los insectos polinizadores en la actualidad.

Cuando un ecosistema se encuentra en equilibrio, en principio cada flor dispone de al menos un polinizador y cada insecto polinizador de la flor que le provee sus alimentos. La fenología de las especies con flor y los hábitos de los polinizadores se encuentran ajustados con precisión para asegurar la supervivencia de ambos. De este modo en un sistema natural los mecanismos de interacción planta-polinizador son tan variados como el número de angiospermas (o plantas con flor) que necesitan ser polinizadas (aproximadamente 6.953 especies en la península ibérica y los archipiélagos) y el número de polinizadores que existen en la naturaleza, más de 5.000 especies solo en la península. Unas 226 son mariposas diurnas y 450 nocturnas; Díptera o moscas, unas 2.100 especies; Coleóptera o escarabajos, unas 750 especies; avispas polinizadoras, unas 430 especies y, aproximadamente, unas 1.200 especies de abejas.

Los problemas de los polinizadores son varios. En el caso de zonas agrícolas y urbanas la pérdida o fragmentación de hábitat, falta de alimento y abuso continuado de fitosanitarios, especialmente de glifosatos. Y en zonas completamente naturales y espacios protegidos la desaparición o pérdida de polinizadores se debe principalmente a la introducción de colmenas, sobre todo trashumantes. Una sola colmena desplaza anualmente de 90.000 a 135.000 abejas solitarias, además de transportar y transmitir sus enfermedades y provoca una importantísima reducción de la biodiversidad. Por tanto, en la apicultura, igual que en la agricultura y la industria, tenemos que cambiar nuestra manera de trabajar.

Pero este Año de los Polinizadores no pretende criminalizar a nadie, sino enseñar y reeducar para que aprendamos a convivir con suelos más limpios, con riberas, campos y jardines llenos de plantas arvenses; respetuosos con la vida sobre la tierra porque es lo que tenemos y lo que dejaremos a nuestros descendientes.

Luis Óscar Aguado

Comentarios