Las guerras que vienen

 


La ofensiva global contra la naturaleza será la definitiva

La pandemia primero y la guerra de Ucrania después, ambas actúan como aceleradores de procesos en marcha que suponen graves riesgos de colapso ecosocial. Estamos siendo testigos de tres crisis gravísimas superpuestas, que a su vez incluyen, se enlazan y refuerzan con otras muchas: el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales, y el quebranto de la biodiversidad. Cada una por su cuenta es capaz de llevarnos al fin de la civilización y de nuestra especie.

La guerra de Ucrania nos acerca y hace presente lo que significa de fracaso, muerte y destrucción una guerra. Hasta ahora las muchas guerras y conflictos que en estos momentos asolan a la humanidad en su conjunto, cuando existían lo eran en forma de imágenes impactantes que veíamos como espectáculo desde nuestras cómodas viviendas.

Guerras como las de Iraq con 900.000 víctimas; Afganistán con 100.000; o Siria con 500.000, sin contar con los millones de desplazados o refugiados, serían suficientes para hacernos una idea del mundo en el que vivimos. Pero es que hay muchas más: Palestina, Yemen, Sudán del Sur, República Centroafricana, Nigeria, RD del Congo, Afganistán, Pakistán, Irak, Bangladesh, etc. Millones de ciudadanos marcados por la muerte, la inseguridad y el hambre, y generaciones perdidas que tienen que buscarse la vida en países destruidos y sin acceso a la educación.

Muchas de las guerras que vienen no las podremos recluir detrás del cristal de las pantallas.

Guerras y cambio climático

Como han asentado los historiadores y expertos, buena parte de las guerras del pasado tuvieron un importante componente climático. De las recientes basta fijarnos en las grandes sequías que han acompañado a las guerras de Siria, Afganistán o Sudán.

Señala Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, que el cambio climático es un amplificador y un multiplicador de crisis, y que el futuro será uno que incluya migraciones masivas por desastres naturales, sequías y falta de alimentos por la degradación de la tierra, así como conflictos por los recursos más básicos, si no se actúa inmediatamente para ralentizar el cambio climático.

Guerras por la energía y los recursos

El control del petróleo estaba detrás de la guerra de Iraq y de buena parte de los conflictos de Oriente Medio. En un momento de agotamiento generalizado, es previsible la aparición de nuevas guerras y conflictos por el control del petróleo y el gas.

Por su parte, las guerras por el agua ya han sido determinantes en el conflicto palestino y de buena parte de los señalados más arriba.

Agua y petróleo van de la mano a la hora de asegurar la alimentación de la población. La creciente disminución de las energías fósiles, bases de fertilizantes y pesticidas, nos adelanta un panorama crecientemente amenazador.

Guerra contra la naturaleza

Basta con mirar en nuestro entorno zamorano o en los parabrisas de nuestros coches para comprobar la creciente ausencia de insectos, animales y plantas.

Estamos ante la sexta extinción generalizada de especies, casi tan rápida como la que produjo el meteorito que acabó con los dinosaurios hace 65 millones de años.

Esta es la Gran Guerra en la que la humanidad está involucrada desde hace siglos, y que en estos momentos estamos desgraciadamente a punto de “ganar”, como ese cáncer metastásico que ha llegado con su enorme vitalidad a todos los rincones de un cuerpo.

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