La guerra de Ucrania en perspectiva ecosocial

El resultado de todas las guerras. Cementerio de la II Guerra Mundial. Normandía, Francia

Un experto como Carlos Taibo, tan harto de los “comentatodólogos” que hasta ha escrito un libro sobre ellos (“Contra los tertulianos”) escribía en su web hace unos días: “Debo confesar con humildad que los conocimientos que creí acumular en el pasado en relación con la Europa central y oriental me sirven de poco para lidiar con un escenario por muchos conceptos inédito.”

Desde el mismo reconocimiento de la complejidad de esta guerra, solo queremos aportar, de la mano de Luis González Reyes y otros autores, una serie de datos que pueden ayudarnos a situarla en la perspectiva global de la encrucijada radical de este “siglo de la gran prueba”, en palabras de Jorge Riechmann, en el que estamos.

La guerra de Ucrania está atravesada, entre otras muchas, por la crisis energética y de minerales que tenemos encima, y de la que no saldremos ya de ahora en adelante, con el decrecimiento como único horizonte. De ahí que las reservas existentes sean tan estratégicas. Y Ucrania está muy bien dotada:
  • Es “el granero de Europa”, una potencia agrícola mundial: 6º productor y 4º exportador trigo; 5º y 4º de maíz; 5º y 4º de cebada; 1º y 1º exp de girasol.
  • Tiene importantes reservas de gas y carbón.
  • Reservas de 117 de los 120 minerales existentes.
  • Las mayores reservas de Litio de Europa.
  • También importantes reservas de hierro y oro.
  • Es el mayor extractor de Europa de Plomo, Zinc, Cadmio, Zirconio e Indio. 5º extractor mundial de Titanio, 2º de Galio, 9º de grafito...

¿Qué hacer ante todo eso desde una perspectiva ecosocial de mirada larga?.

A estas alturas las primeras propuestas son de todos conocidas, pero cada vez más oscurecidas en los medios. Las dos últimas ni están si se las esperan.
  1. Condena radical de la guerra y de todas las agresiones militares.
  2. Exigencia al Gobierno de Putin de retirar inmediatamente sus tropas de Ucrania.
  3. Tanto Rusia, como Ucrania y la OTAN deben cumplir los Acuerdos de Minsk.
  4. Condenar la contribución en la escalada de la OTAN —y por ende EEUU, la UE y España— por su política expansionista al acercarse cada vez más a la frontera rusa.
  5. Apoyar medidas de sanción y boicot a Rusia siempre como complemento de la vía diplomática y en sustitución de las que tengan un componente militar.
  6. Acoger a las personas refugiadas, sin discriminar las de otras guerras como la de Siria.
  7. Frente a los previsibles impactos en los precios de los hidrocarburos, tomar medidas redistributivas que impidan generar más pobreza energética, entre ellas la nacionalización de las empresas energéticas.
  8. Avanzar hacia la soberanía energética. Frente a las renovables de alta tecnología, dependientes del petróleo y de elementos escasos (muchos de ellos de Rusia y Ucrania), hace falta desplegar renovables de baja tecnología, las realmente renovables, que son justamente el futuro.

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