Pandemia fotovoltaica


La Ciudad de las Leyes, sumida en un letargo secular arropado de historia, se ha despertado sobresaltada al ver como sus dirigentes municipales la venden al mejor postor, hipnotizados por el tintineo de unas monedas cuyo brillo ofrece un falso progreso que en realidad esconde pobreza, más envejecimiento y despoblación.

Son muchos los afectados que atónitos han descubierto el tsunami de un mar de cristal alimentado por una perniciosa línea de evacuación de 19km que arrasa su tesoro más preciado: su Vega y su Campiña.


Parafraseando a Cervantes, no son gigantes sino torres de dimensiones colosales, 78 aberraciones que escandalizarían a un Lope de Vega que en pleno Siglo de Oro ya admiró su belleza y fertilidad.

Son muchas las voces, que se levantan contra esta pandemia fotovoltaica en la que intereses foráneos pretenden aniquilar no solamente el sustento de numerosas familias sino sus propias raíces, su forma de vida, su idiosincrasia, su comunión y equilibrio con la madre Naturaleza bajo el voraz apetito de la especulación y del poderoso caballero Don Dinero.

Numerosas hectáreas de viñedo han sido arrancadas de cuajo de la tierra más apta

para ello, de la tierra que engendró el vino que acompañó a Colón en su viaje ultramarino a través de un mar vivo, no del mar de cristal que nos intentan imponer.

La naturaleza llora ante tanta alevosía: Montelarreina con su fauna y flora, el padre Duero, la Guareña, Bardales, las fuentes de la Campiña testigos de glorias pretéritas, las tudas refugio de nuestros labradores, todos gritan ante la estulticia de unos dirigentes políticos que ignoran nuestras raíces y sus gentes... Pero el eco de su lamento cruzará fronteras buscando una tabla de salvación.

¿Cómo conjugar un turismo de calidad con semejante atropello? ¿Por qué adulterar nuestro patrimonio histórico-artístico, nuestras joyas románicas, mudéjares, nuestra Colegiata, nuestras casas solariegas, las bodegas que horadan nuestro casco histórico, destruyendo el aderezo que lo envuelve todo como son la Vega y su Campiña?

¿Por qué poner en peligro nuestro comercio, nuestra hostelería, la calidad de nuestros productos agroalimentarios?

Cada vez son más las voces que se alzan contra esta tropelía que se ha llevado en silencio, a hurtadillas, ante la evidencia de no poder defender lo indefendible.

Mª Ángeles García Hernández
Plataforma SOS vega y campiña de Toro

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