Gráfico de elaboración propia.
Es inútil intentar ocultar la realidad: el censo de ganado porcino en la provincia de Zamora y en Castilla y León sigue creciendo, mientras el de los habitantes continúa bajando. En la última estadística ganadera de 2021 del Ministerio de Agricultura, el número de cerdos de la provincia se elevaba a 491.723 animales. En ese mismo año, el de habitantes se situaba en 168.725, lo que significa que tocamos ya a tres cerdos por cada zamorano, mientras en la comunidad castellanoleonesa 4.4 millones de cerdos, casi doblan a los 2,3 millones de habitantes.
Pero las cifras de cerdos siguen aumentando en Castilla y León, y al tiempo que se han dado de baja en su actividad cerca de seis mil explotaciones familiares en los últimos diez años, han ido asentándose algunas otras nuevas de grandes dimensiones. En el caso de Zamora, la especialización parece encaminarse también por la cría de lechones, ya que las hembras reproductoras van aumentando, junto con el número de cerdos de cebo.
En el último censo de la Junta de CyL de 2021, donde por cierto se mezclan los datos de actualización con los de 2020, se aprecia que las mayores concentraciones de porcino en la provincia se sitúan en los valles benaventanos, tanto en el de Vidriales -Santibáñez contaba en el último censo de la Junta de CyL de 2021 con 26.665 cerdos-, como en la zona de Valverde, cuya macrogranja situada en Navianos - 4.583 cerdos- es la empresa española más contaminante de óxido nitroso: 41.500 Kg /año, según informaba la semana pasada un diario nacional con datos del MITECO. También los valles del Tera y Esla cuentan ya con numerosas explotaciones porcinas de gran tamaño, lo que está ocasionando problemas en el abastecimiento de agua en pueblos como Santovenia, cuyos niveles de nitratos han obligado a la Diputación a instalar dos estaciones de tratamiento de agua. El otro núcleo importante de porcino se sitúa en los pueblos al sur del Duero, destacando Corrales del Vino, con 15.030 cerdos, y más lejos, las comarcas de Tábara, Alba y Aliste.
En definitiva, el porcino sigue creciendo en toda la provincia, en Castilla y León y en una parte de España a un ritmo sin precedentes, que sitúa al país como líder de producción en la UE y casi mundial, solo por detrás de China y Estados Unidos. Pero el coste medioambiental de este tipo de instalaciones cada vez más grandes y numerosas resulta inasumible para el territorio. Las naves de cerdos colmatan las balsas de purines que contaminan el agua y las tierras cercanas, donde son esparcidos por los agricultores para abaratar gastos. El aire también se contamina con gases nocivos como el amoniaco o el metano, y la administración regional, incapaz de controlar la proliferación y gestión de desechos de estas fábricas de carne barata, sigue aumentando las declaraciones de zonas vulnerables en peligro de contaminación.
¿Quién se beneficia con la ganadería industrial? No la provincia, donde el empleo ni ha crecido ni logrado frenar la despoblación rural, sino que se han cerrado pequeñas explotaciones y otros negocios como el turismo rural o comercios locales. ¿Qué futuro espera a estos lugares, hoy malolientes e insalubres?
Desde Ecologistas en Acción creemos que es urgente cambiar a sistemas de producción más sostenibles, como las granjas de menor tamaño y la ganadería extensiva, cuyos beneficios medioambientales son evidentes para el territorio y la población.
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