REGRESO A LO COMUNAL

Los vecinos de Bercianos de Aliste recuperaron a comienzos de octubre el tradicional concejo para realizar trabajos a prestación personal en favor de la comunidad, rematándolo con una “convidada popular” organizada por ellos mismos. LOZ, 13 oct. 2021

Es imposible pensar ya un mundo regido exclusivamente por el individualismo. Cada día que pasa lo vemos con mayor claridad: se requiere de un esfuerzo colectivo para solucionar los problemas que acucian la vida ordinaria de las poblaciones, en especial la crisis climática que, queramos verla o no, tenemos ya encima. 


El camino no es la esquilma de recursos para beneficio absoluto de unos pocos y precario mantenimiento vital del resto. Hace falta un giro, un pararse a pensar qué camino tomar para minimizar los daños que empiezan a ser globales. Cómo no, esto requiere sacrificios, pero no de “zonas de sacrificio” que redunden en el colonialismo y la explotación, sino de sacrificios que impliquen un reparto justo de los bienes y un enfrentarse en común a las calamidades. 


Lo más fácil es decir, mientras no nos toquen demasiado el bolsillo, “esto a mí no me incumbe”, pero lo cierto es que nuestra responsabilidad hacia las generaciones siguientes es insoslayable. Es urgente poner a trabajar en equipo la inteligencia colectiva, la suma de capacidades de los individuos. Y más urgente aún, devolver a las comunidades su capacidad de autogestión con el objetivo de reducir al mínimo nuestra huella en el planeta. Que la Amazonía no acabe convertida en pienso para animales depende también de esta última decisión: la de devolverle a cada territorio su autosuficiencia. Que Sayago no acabe siendo una simple central eléctrica depende de la capacidad de organización colectiva de la población sayaguesa pero también del respeto hacia una gestión comunitaria de los recursos.


Esta que se avecina es una lucha complicada, sobre todo porque hemos sido educados en el consumismo y en la competencia, pero no imposible. Y para empezar, no estaría de más marcar el terreno: renombrar las cosas imprescindibles como cosas que no pueden pertenecer a nadie, solo al conjunto de la población. El agua, el sol, el viento, el cielo, los minerales estratégicos, las fuentes de energía, las montañas, los bosques, el oxígeno... no son de propiedad privada pese a que coticen en bolsa, directa o indirectamente. Sin un buen uso de ellas, el ser humano podría desaparecer de la faz de la Tierra de la misma manera que desaparecerán, sin duda, otras especies.


El camino está en desandar el camino y regresar al punto en el que nos equivocamos. Regresar a lo comunal, regresar a lo comunitario.


 

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