Primeros pasos del Grupo Soberanía Alimentaria con el huerto comunitario.
El confinamiento nos ha tenido a todos encerrados con nuestros demonios unos meses, castigados en el rincón de pensar. En mi caso, una de mis principales preocupaciones siempre ha sido la sensación de que nuestra civilización es una torre que se construye sacando las piedras de sus propios cimientos, y que tarde o temprano veremos cómo empieza a colapsar bajo su propio peso de alguna u otra forma… No en tiempos de nuestros hijos, no, sino ahora, en los nuestros.
Frente a esta visión del mundo hay varias posturas, claro: la más común es la de pensar que esto es un problema pasajero, una moda, un suceso que ocupa unos meses el telediario y luego pasa, como pasa todo mientras intentamos seguir adelante con nuestros asuntos, que no es poco; otra es caer en el cinismo y dar por sentado que no se puede hacer nada contra las “mareas históricas” procurando distraerse con los asuntos propios mientras el mundo sigue su curso; también está la opción del pajarito de la fábula, que llevaba agua en su pico hacia el incendio del bosque, mientras que todos los animales huían en dirección contraria y alguno le preguntaba “pero ¿qué haces?” y él respondía “estoy haciendo mi parte”
De todas las que he probado, esta última es la que más me gusta. Supongo que debido a la situación de estos dos últimos años, nos hemos acabado juntando algunos pajaritos con ideas y valores comunes para formar Zamora en Transición. La idea es generar lazos de comunidad con proyectos que tengan que ver con valores más sostenibles, y de transición a otros modelos que giren en torno a las personas como parte integrantes de una comunidad, no como consumidores individualizados. Lo que pase luego con el mundo, que nos pille haciendo nuestra parte.
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