Cacerolada en Barrio de Lomba contra la fotovoltaica de Cobreros. | A. S. LOZ
Nuestros territorios están siendo dañados en un proceso que viene de lejos, cuando empezamos a empobrecer los suelos a base de querer explotarlos para producir más; cuando fuimos abriendo grandes brechas en la tierra y talando día tras día los árboles, ese prodigio de la naturaleza, sin reponer nuevos ejemplares; cuando nos despreocupamos del agua que bebemos y fuimos contaminando los ríos; cuando esos mismos ríos dejaron de ser de todos para estar monopolizados por empresas que actúan en su propio beneficio; cuando decidimos tratar a los animales como producto destinado a un mercado global inasumible, sin pensar que al no cuidarlos descuidábamos también nuestra propia subsistencia.
Al hilo de la historia del llamado progreso, hemos ido abandonando la cultura local, la memoria de todos aquellos saberes que permitieron sobrevivir a las comunidades y que ahora descubrimos poseían también un alto valor económico. Pero permitimos ser despojados de una economía comunitaria, que en gran parte dependía de sí misma en cuanto a las necesidades esenciales, para depender de un mercado globalizado, que se organiza desde lugares muy lejanos, sin vínculo alguno con los pueblos.
Ahora nos enfrentamos a esa realidad, contemplamos con estupor y miedo al futuro la destrucción que se produce ante nuestros propios ojos de aquella herencia que recibimos, y no podemos externalizar la responsabilidad y quedarnos de ese modo tranquilos. Como escribe Yayo Herrero en un certero artículo de obligada lectura, Ausencia de responsabilidad y extravío de la esperanza, publicado en CTXT, “la vida, físicamente no se sostiene si no se asumen responsabilidades”.
Cada pequeño espacio es irrenunciable y en Zamora son muchas las personas, colectivos, plataformas y asociaciones que están asumiendo la responsabilidad de organizarse y denunciar ese centro de salud que se cierra, el embalse vaciado, la destrucción de terrenos comunales y valiosos de los vecinos, la contaminación de acuíferos por las megagranjas porcinas o la de una mina desmedida a cielo abierto... La vida de nuestros pueblos.
Movilicemos nuestra responsabilidad con razón y sin miedo. Estamos defendiendo la posibilidad de vivir dignamente, el bienestar de todos y nuestro futuro.
Concha San Francisco
Ecologistas en Acción Zamora
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