La emergencia climática y otras que vienen

Reelaboración propia a partir de imagen de autor no localizado

Ya sabemos gracias al covid de qué van las emergencias y lo inútil de enredarse en las palabras para no mirar de frente el problema. Emergencias fueron las que experimentaron, primero los londinenses y luego los estadounidenses, cuando la II Guerra Mundial entró en sus vidas y les obligó a cambiar aceleradamente hacia una economía de guerra que trastocó sus vidas y prioridades.

Ahora pasa lo mismo: el desastre climático está entrando en nuestras vidas, pero es su inmensa magnitud y trascendencia la que provoca que se haga presente con mayor lentitud, aunque con momentos explosivos. Por eso no reaccionamos igual que londinenses y americanos entonces. Nuestra naturaleza humana solo nos ha preparado para lo inmediato y repentino. Aunque seamos conscientes de las bombas que están cayendo sobre nuestras vidas, tan grandes, tan enormes que no percibimos sus siluetas, las vivimos como algo que viene para después. Y ese “después” lo vivimos desde esta pasajera y dopada recuperación que vivimos estos meses. Y lo hacemos, no lo olvidemos, rodeados de “esclavos energéticos” (unos 40 de media en España), el equivalente en fuerza de trabajo humano de nuestro enorme consumo energético, y que nos hacen todo cómodo y divertido. Así cualquiera. Por eso el mañana es siempre el después. Ahora es el momento de las compras, los encuentros, las cañas y la fiesta,... Pero esta calma chicha tiene los días o meses contados. Veamos por qué.

La crisis energética actual solo está empezando

Una de las oleadas del tsunami ya la tenemos literalmente encima: la crisis energética. Está empezando a manifestarse con el precio imparable de la electricidad y del gas, con la falta de muchos suministros en empresas importantes, hasta con el cierre de muchos de los “chinos” de nuestro país porque los contenedores que vienen del otro mundo han multiplicado por 6 su precio de 2020 (uno de 15 metros, costaba entonces 1900 € y ahora 12.000€). Y muy pronto la veremos en los precios de las gasolinas y todo el entramado económico que se alimenta con ellas, desde el transporte de mercancías hasta la más pequeña de las fábricas que abastecen nuestro voraz hiperconsumo.

Nadie habla de la crisis energética que viene porque no interesa, porque se vería definitivamente que el rey está desnudo y la ciudadanía empezaría a despertarse. No nos quieren ver movilizados y en acción para impedir lo que está aún en nuestras manos: que lo peor de esta y todas las crisis que vienen no recaiga en los y las de siempre, que la austeridad que nos espera no aumente la desigualdad social con 4,5 millones de personas, el 9,5% en pobreza severa.

Si no nos movilizamos nos espera una transición caótica y desordenada, la del sálvese quien pueda, en la que sabemos los que tienen más que perder.

La convocatoria para este próximo viernes 24 de septiembre responde a una movilización internacional convocada por fridays for future (FFF). En España se centrará en el Juicio por el Clima, que Ecologistas en Acción y otras organizaciones presentaron ante el tribunal supremo en junio de 2020 denunciando la falta de decisión del Gobierno en enfrentar la emergencia climática y todas las que la acompañan.

Allí estaremos.

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