No hay bosques mejor conservados en la provincia de Zamora que los de carballos.
Necesitamos un mayor nivel de protección institucional. (foto del autor)
Solo una comunidad autónoma protege por ley al roble melojo: Andalucía. Pudiera pensarse, por ello, que en Andalucía es un árbol endémico y que precisa de una mayor protección debido a su escasez, y en parte puede ser que así sea, pero hay abundantes razones de peso para proteger al roble en Castilla y León, y especialmente en la provincia de Zamora. La más importante es que se trata de un árbol de transición que dibuja un área de características singulares dentro del clima continental, asociado a zonas montañosas y expuestas, en consecuencia, a una mayor erosión. La segunda es la fortaleza de su sistema radical que permite la formación de suelo óptimo. La tercera es su gran capacidad de regular el régimen hidrológico, tanto a través de las raíces como de su tronco y hojas. Y una última de sentido común: no hay bosques mejor conservados en la provincia de Zamora que los de carballos, allí donde los pantanos, las parcelarias, las líneas de alta tensión, los ensanches de carreteras comarcales, autovías y líneas de alta velocidad, o las talas indiscriminadas para la obtención de leña, no han conseguido diezmarlos. El mayor enemigo del roble, hoy por hoy, sigue siendo el propio ser humano y la poca consideración que existe, en general, sobre esta especie. El avance de las plantaciones de pinares o la implantación de renovables en suelo rústico podrían ser los últimos depredadores en sumarse a la larga lista.
Importancia del roble en la crisis climática
Para los tiempos de crisis climática que se avecinan, el roble, y en especial su variedad más resistente, el melojo, es de una importancia estratégica incalculable, aunque solo sea por el hecho de actuar como freno a la expansión de los incendios. Además, hay que añadir que los bosques de carballos son el hábitat natural de un gran número de especies animales, constituyendo un preciado reservorio de biodiversidad, y todo ello sin entrar en conflicto con los habitantes de esas comarcas, pues una vez que el melojar ha alcanzado su madurez permite su coexistencia con la ganadería extensiva, y es fuente de recursos para la población, como son los micológicos.
En la actualidad, algunos ejemplares forman parte del catálogo de árboles singulares de la provincia de Zamora, pero ninguno de ellos tiene figura de protección oficial como especie de singular relevancia, como así ocurre, por ejemplo con el Pinsapo de Muelas de los Caballeros, el pino piñonero de el Pego y los castaños de Remesal, San Juan de la Cuesta y San Román.
Uno de los robles más impresionantes de la provincia, el Roble Gordo de Robledo, estuvo a punto de ser arrancado con la ampliación de la calzada que comunica el pueblo y solo la movilización vecinal consiguió salvarlo.
Julio Fernández, EEAZ
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