Hacia dónde caminar

Imagen del artículo de Ganaderas en Red de la revista Ecologista nº 106

Siguiendo el concepto de “una sola salud”, es urgente cambiar nuestra relación con los animales que nos alimentan y los procesos de cuidado de la Tierra, ante una economía de la avaricia que explota y destruye los recursos naturales.

La salud para todos se basa en la protección de los procesos ecológicos de la vida, incluidos los animales. Somos parte de la red de la vida, nuestros cuerpos son complejos sistemas de vida autoorganizados, con potencial de estar sanos o enfermos dependiendo de nuestro medioambiente y los alimentos que cultivamos y comemos. La alimentación sana es una buena medicina para todas las enfermedades. Por eso la agroganadería ecológica debería ser parte de la recuperación de la salud pública.

Los fondos de recuperación europeos deberían ir dirigidos a promocionar granjas agroecológicas y economías locales como sistema de salud, a restablecer un equilibrio entre agricultura-ganadería local.

Necesitamos políticas públicas e iniciativas de los movimientos sociales (recuperación y creación de instituciones comunales, cooperativas, grupos de consumo, redes de distribución etc) que, lejos de priorizar los intereses del agronegocio industrial excesivo, garanticen el derecho humano a una alimentación sana y un medioambiente saludable, así como un mundo rural vivo.

La producción agroganadera industrial desmedida debe transitar hacia la agroecología, un modelo compatible con la vida de las personas, de los animales y de la naturaleza.

Trabajos muy serios de investigación han demostrado que el 70% de la población mundial se mantiene por la producción en pequeña escala de campesinos, huertos urbanos, y otras formas de intercambio y recolección de comida que son acciones descentralizadas, locales.

Hay que fortalecer y apoyar estas alternativas. Es necesario pensar en soluciones desde abajo para empezar a cuidarnos de la amenaza que nos afecta, trabajando en la creación de culturas contrarias al sistema capitalista que está enfermando a la humanidad, a la naturaleza, a los ecosistemas, al planeta.

Como consumidores, podemos empezar ya comiendo menos carne (o renunciar a ella) y que sea de calidad y de procedencia conocida. La producción de carne industrial tiene un alto coste a nivel de salud. En el lado opuesto, la proteína vegetal es mucho más barata y saludable.

Emilia Román

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