De qué hablamos cuando hablamos de ganadería industrial

Todos los datos del censo: en esta página de la JCyL

Hablar de ganadería sin diferenciar el método de producción y los impactos ambientales y sanitarios que causa es injusto con los que apuestan por la sostenibilidad y el futuro.
La ganadería industrial es un sistema productivo en el que se estabula a un gran número de animales en espacios cerrados reducidos, para que produzcan grandes cantidades de carne, huevos o leche con el menor coste posible. No tienen acceso al exterior y nunca sabrán lo que es el aire libre o la luz del sol. En el caso del porcino, en nuestro país sólo un 5% de los cerdos se cría en camas de paja y con acceso al aire libre. El resto vive recluido en 0,65 m² por cabeza.

Algunas de sus características
  1. La ganadería industrial no tiene base territorial, no se acopla al territorio. Los animales ni pastan, ni se alimentan de los recursos de la zona. Tampoco sus enormes desechos nutren la tierra de manera sostenible.
  2. Todo el alimento, o su mayor parte, proviene del exterior, y se trata de piensos concentrados a base de soja y maíz transgénico, causantes de la deforestación y sus consecuencias a nivel mundial, destruyendo comunidades, biodiversidad y ecosistemas. Además, para que los animales soporten su miserable vida, se añaden antibióticos en piensos y/o agua, lo que agrava el problema de resistencia a los antibióticos.
  3. Los animales son todos iguales, se seleccionan genéticamente razas de alto rendimiento para producir más cantidad de carne. No importa la calidad ni la pérdida de razas autóctonas.
  4. La explotación está integrada verticalmente: son grandes empresas dueñas de los animales, el pienso y los antibióticos. En un sistema muy mecanizado, los pocos “ganaderos” ponen la infraestructura y el trabajo, siempre al albur de un mercado globalizado.
  5. La empresa no se hace cargo de la gestión de purines y deyecciones. Eso queda a cargo del “ganadero”, que no puede hacer otra cosa que esparcirlo como fertilizante.
  6. Se produce mayoritariamente para un mercado de exportación ligado a grandes multinacionales agroalimentarias que forman potentes lobbies
Este sistema es el responsable de la desaparición en España de 110.000 pequeñas explotaciones entre 1999 y 2009. Solo en Zamora, las 18.000 pequeñas granjas porcinas que había en 1990 se redujeron a 600 en 2018.

Esto ha llevado a una situación en la que el 90% del porcino en España sea de producción industrial. En 2019 esta industria sacrificó 53 millones de cerdos, dejando sus enormes desechos y destrozando los territorios.

¿Por qué pedimos una moratoria?

El pasado 22 de diciembre, la Coordinadora estatal STOP Ganadería Industrial, lanzó una campaña de recogida de firmas para pedir al Gobierno una moratoria al crecimiento excesivo de la industria cárnica, por estar acabando con los recursos naturales que sostienen la vida de nuestros pueblos: agua potable, aire limpio y suelo fértil.

Ante este panorama, parémonos a pensar: ¿dónde queda el saber ganadero y cómo afecta a otros sectores económicos del medio rural? ¿Qué hacemos con la contaminación que generan? ¿Qué calidad de carne nos venden y qué hacemos con tantos cerdos, aves o las 23.000 vacas proyectadas en Soria, ante una caída de la exportación o una zoonosis. Además, estas explotaciones también son caldo de cultivo para el desarrollo de patógenos que fácilmente afectan al ser humano.

En conclusión: la ganadería es necesaria, es vital en el medio rural, pero no lo es el actual modelo productivo que desde hace unos años no deja de crecer.


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