MOVILIDAD SIN EMISIONES PARA TODOS

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Este fue el texto de partida para la elaboración del comunicado de la Plataforma para la Emergencia Climática de Zamora, que hubo que abreviar para acomodarlo a la extensión que exige el SOS. Lo publicamos en esta entrada por recoger de forma más completa la postura de la PEC.

Todos los días y casi en cualquier situación, muchas personas deben desplazarse por Zamora o acceder a algún núcleo de población más o menos próximo: para trabajar, ir a la escuela, acudir al centro de salud, acceder a centros comerciales o realizar alguna actividad de ocio. La movilidad urbana, entendida como la necesidad o deseo de las personas para moverse, es un derecho social que es necesario preservar y garantizar de forma igualitaria. Casi con toda seguridad, la imposibilidad de ejercer con normalidad este derecho como consecuencia de la crisis sanitaria, ha generado en muchos zamoranos el reconocimiento de su trascendencia y, quizás, ha supuesto un giro hacia una mirada más reflexiva sobre la aptitud y la equidad de las condiciones del espacio urbano para su propia movilidad. En todo caso, es posible que estemos de acuerdo en que hemos aprendido una serie de lecciones:
  • El espacio público es precioso; es más importante que nunca que las ciudades se gestionen para las personas, no para los coches. 
  • Dimos valor a los trabajadores esenciales, invisibles hasta ahora, como las personas que trabajan en el transporte público y otros que nos ayudan a movernos. Dado que la capacidad del transporte público ha sido limitada, es importante dar prioridad a las personas que más lo necesitan, sin olvidar que el transporte público, es crucial para una movilidad urbana sostenible y segura.
  • Lo invisible se hizo visible: la ciudadanía disfrutó de un aire más limpio y de espacios urbanos menos ruidosos durante un tiempo y manifestó su deseo de que esto continuara. Entonces, ¿qué podemos hacer para mantener un escenario semejante?
  • La salud respiratoria y el estilo de vida activo son importantes armas en la lucha contra la COVID-19, pues los científicos advierten de que la contaminación y la obesidad aumentan claramente sus riesgos. Por lo tanto, necesitamos encontrar mejores formas de ayudar a las personas a caminar y andar en bicicleta de manera segura en nuestras ciudades, convirtiéndolas en el mejor gimnasio para sus habitantes.
  • El teletrabajo está tomando impulso, pero muchas personas trabajadoras todavía tienen que acudir a su lugar de trabajo, por lo que junto a empleadores y gobiernos deben trabajar para dar con soluciones para conseguir una movilidad más segura y sostenible.
  • Llevar a los niños al cole en coche supone una contribución a veces innecesaria a la congestión, y aumenta el riesgo para aquellos que acceden caminando o en bicicleta, un círculo vicioso que debe afrontarse repensando nuestra movilidad.
  • Las compras on-line han sido una de las soluciones durante el confinamiento, pero ¿qué pasa con la entrega? Es necesario un cambio modal hacia una distribución más sostenible.
  • La existencia de barreras en los sistemas de transporte añade vulnerabilidad a ciertas personas. Es necesario diseñar una ciudad sin barreras, pues una ciudad accesible para una persona en silla de ruedas es una ciudad accesible para todos.

Por estas fechas, la Semana Europea de la Movilidad vuelve este año a reivindicar la importancia de mejorar la salud pública y la calidad de vida mediante la promoción de una movilidad limpia y un transporte urbano sostenible. Con el tema “Movilidad sin emisiones para todos” se pretenden subrayar los ambiciosos objetivos de un continente neutro en carbono para 2050, tal y como se establece en el Pacto Verde Europeo, que pasan por la reducción del 90% las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2050 del sector transporte que, a su vez, hoy es responsable del 25% de las mismas.

Efectivamente, además del despilfarro energético, la desproporcionada apropiación del espacio público, la contaminación atmosférica y las repercusiones sociales (accidentabilidad, pérdida de tiempo, sedentarismo, exclusión socio-laboral, etc.), el actual modelo de movilidad es también responsable de la modificación del clima. Expresar que “cuanto más saludable sea el microclima urbano, más saludable será a su vez el clima global”, parece una obviedad, pero no hay que perder de vista que detrás de las medidas que se puedan tomar para el logro de los compromisos climáticos, se pueden cumplir también objetivos de sostenibilidad relacionados con la salud y la calidad de vida, el ahorro de recursos (energía, materiales, agua, suelo), el fomento de empleo verde y decente, y la cohesión y el bienestar social, es decir, pueden suponer una mejora notable aquí y ahora de las condiciones de vida en la localidad para la mayoría de sus habitantes, mayor si cabe en un escenario de pandemia.

Esta es precisamente una de las grandes ideas que se defienden desde la Plataforma por la Emergencia Climática de Zamora y que reivindicamos en el contexto de la SEM2020. En línea con los planteamientos emanados por el Acuerdo de París, la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo, las organizaciones ciudadanas que están detrás de este movimiento exigimos al Ayuntamiento de Zamora una mayor ambición para luchar contra el cambio climático a escala local. Si los científicos nos advierten de que hay que evitar a toda costa una subida de las temperaturas medias superior a 1,5 °C, es necesario señalar que las ciudades tienen un papel básico que desempeñar con la elaboración de planes de adaptación y mitigación al cambio climático y la incorporación de medidas de lucha contra el cambio climático en los instrumentos de planificación urbana y en las ordenanzas y normativas municipales.

Para la Plataforma, la importancia de “lo local” −donde mejor se define la idea de progreso basada en la accesibilidad, la velocidad y la movilidad motorizada individual apoyada en unos combustibles fósiles aparentemente inagotables−, es fundamental al convertirse en el mejor escenario para sustituir este paradigma por el de la sostenibilidad, que en el ámbito de la movilidad se traduce (según consta en la Agenda Urbana Española) en que en la ciudad se asegure la accesibilidad universal, se reduzcan las desigualdades entre barrios y entre clases sociales, que se dote de sistemas de transporte sostenibles que favorezcan una economía eficiente, un medio ambiente saludable, una buena calidad del aire y el bienestar de sus habitantes; un modelo, en definitiva, que tenga −literalmente− futuro en un escenario de crisis sanitaria, energética y socio-ecológica. Una filosofía que pretende extenderse con la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética, −que supondrá para los municipios de más de 50.000 habitantes la obligación de incluir en la planificación urbana medidas de mitigación que permitan reducir las emisiones derivadas de la movilidad−, y que exige a los responsables municipales una mayor ambición ante los retos socio-ecológicos y una mayor anticipación ante los impactos derivados de las crisis en las que estamos inmersos.

Con todo esto, tal y como se establece en el preámbulo de la Declaración de Emergencia Climática del Ayuntamiento de Zamora (aprobado en 2019 a instancia de la Plataforma por la Emergencia Climática y aprobada por unanimidad de todos los integrantes de la Corporación zamorana), las organizaciones constitutivas de la Plataforma reivindicamos el consenso y aprobación de una hoja de ruta vinculante capaz de garantizar el desarrollo de políticas climáticas en el municipio −ligadas al planeamiento urbano y donde la movilidad tenga un papel central− que incluya un nuevo plan de movilidad sostenible que ponga los conceptos de peatón, proximidad, descarbonización y equidad, en el centro de la toma de decisiones, mediante procesos de participación ciudadana para asegurar la implicación de todos los agentes públicos, privados y sociales de relevancia.

Carlos Morales
Plataforma por la Emergencia climática de Zamora

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