Hay vida en los márgenes



Cuando llegué a Sayago, hace cinco años, mi vecina Áurea me contó que antaño con las lluvias de primavera, las fuentes así como los márgenes de los caminos y las carreteras se llenaban de agua y allí crecía el morujo, nombre sayagués para la pamplina o maruja, que se comía en ensalada. Este es el primer año –¡por fin una primavera con todas las de la ley!– que he visto morujo junto a la carretera, pero desgraciadamente crece en un agua contaminada por el herbicidas.

La biodiversidad es la clave para la supervivencia de todos los seres vivos que habitamos el planeta. Cuando hablamos de “malas hierbas” automáticamente adoptamos una posición que considera la naturaleza como algo ajeno a nosotros, algo que está a nuestro servicio. Las “malas hierbas” en los cultivos –esas que no nos aportan un beneficio económico– deben ser eliminadas y para ello se recurre a los herbicidas de amplio espectro. Uno de los más utilizados es el glisofato cuyo uso, a propuesta del Parlamento Europeo, debería prohibirse a partir de 2022 por sus efectos nocivos sobre la salud. Pero los herbicidas no solo ponen en riesgo nuestra salud sino también labiodiversidad.


Al inicio de la primavera es habitual ver por las carreteras de nuestra provincia esos camiones que rocían con herbicida las cunetas y los márgenes para acabar con toda la vegetación ruderal, contaminando la tierra y provocando la dispersión del herbicida a través del agua de lluvia. Se ha sustituido así el pastoreo y el trabajo mecánico de desbroce que daba empleo a los peones camineros.

En las comarcas donde impera la agricultura intensiva, los únicos lugares donde se mantiene la vegetación autóctona son precisamente los márgenes de las carreteras, los lindes de los bosques, las orillas de ríos y riachuelos y aquellos lugares donde la maquinaria agrícola no llega. Todos estos espacios “desprovistos de función dentro de la lógica de la agricultura industrial, estos fragmentos de paisaje solo tienen una cosa en común: constituyen todos ellos un territorio de refugio para la diversidad” como dice el jardinero y paisajista francés Gilles Clément. Diversidad de flora y fauna –no olvidemos todos los insectos, pequeños mamíferos, reptiles, anfibios, etc. que habitan en esos microecosistemas– gravemente amenazada por el uso indiscriminado de los herbicidas.

Cristina Zelich
Ecologistas en Acción Zamora
Fotos de la autora

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