Playa del lago en julio de 2016. La masiva afluencia de visitantes a un lugar tan frágil exige
algún tipo de limitación como ocurre con otros parajes naturales de especial atracción en nuestro país.
Fotografía: L.O.Z
En menos de un año el agua del Lago de Sanabria se renueva, pero no así los nutrientes y partículas en suspensión que llegan a él, y para las que el Lago es una trampa en la que terminan acumulándose.
Ese aporte de materia no antropogénico era perfectamente asimilado por las comunidades microbianas acuáticas del Lago; éste mantenía su transparencia al poder procesarlo, porque al llegar en unas concentraciones mínimas, la limitada aportación impedía el desarrollo descontrolado del fitoplancton.
Pero desde hace años, este equilibrio se ha roto, y a esa carga originaria se suma otra, la de los vertidos de origen humano, que llegan a él sin procesarse y que el Lago no puede digerir.
Unos sistemas de depuración unas veces inexistentes, y otras gravemente deteriorados, ineficaces y obsoletos no contrarrestan este exceso de aportes indeseados.
Todo ello ha hecho que tanto en la columna de agua como en el lecho del Lago, se hayan creado condiciones idóneas para que algunos microorganismos dispongan de variadas fuentes de energía para poder desarrollarse masivamente, como vienen haciendo desde el año 2012, provocando directamente la coloración verdosa del agua y una pérdida de transparencia, e indirectamente un anormal aumento de la temperatura del agua.
En tan solo 8 años, de 2012 a 2020, el deterioro de las aguas del Lago ha sido tan intenso que su transparencia se ha reducido a 1/3 de la original, porque no se han adoptado las medidas correctoras que podrían haber frenado esta degradación.
El trabajo de investigación recogido en el libro “Lago de Sanabria, presente y futuro de un ecosistema en desequilibrio” detalla pormenorizadamente cómo se están produciendo estos cambios y propone soluciones para revertir el deterioro, que pasan necesariamente por dotar al Lago y su entorno de un sistema de depuración eficaz.
Dos organismos oportunistas se han hecho los dueños del Lago en dos etapas, creciendo por millones de millones en su seno. Nunca estuvieron presentes en sus aguas y no solo su presencia es síntoma, su desarrollo masivo nos envía señales de alarma.
La diatomea Tabellaria fenestrata colonizó el Lago desde 2012 a 2015 siendo la responsable de su alteración más evidente, una infección fúngica la diezmó y fue fulminantemente reemplazada por otra que es la que invade y tiñe sus aguas desde entonces hasta hoy: Asterionella formosa.
Una y otra son seres adaptados a una nutrición mixta –mixotrófica-. No necesitan necesariamente la luz para poder subsistir, pueden hacerlo también en la oscuridad gracias a todos esos nutrientes indeseables en sus entrañas por las que ellas ascienden y descienden reproduciéndose.
En el Lago de Sanabria han encontrado su paraíso, un paraíso que fue de todos y que las generaciones futuras también tienen derecho a disfrutar en su esencia original… ojalá haya voluntad de hacerlo pronto.
Antonio Guillén Oterino
Catedrático de Biología y Geología
Más información:
- Antonio Guillén: El Lago de Sanabria, espejo de corrupciones: http://librepensamiento.org/wp-content/uploads/2020/02/LP%20N%C2%BA%20100.pdf#new_tab
- Concha San Francisco: El Lago de Sanabria: fragilidad, descuido y mala gestión https://www.laopiniondezamora.es/opinion/2014/05/02/lago-sanabria-fragilidad-descuido-mala/758093.html
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