Las ciudades cambian el coche por la bicicleta y priorizan a los peatones

Amsterdam, un modelo ejemplar de movilidad
Amsterdam, un modelo ejemplar de movilidad. Foto Pixabay

La pandemia está cambiando aspectos de nuestra vida que nunca hubiéramos imaginado. Uno de ellos se refiere a nuestro modo de movernos por la ciudad, lo que se denomina movilidad ciudadana, que hoy se vislumbra más saludable y segura en muchos lugares.  

Las ciudades, incluso las de menor tamaño como la nuestra, donde las distancias más largas no pasan por lo general de los 6 km en los puntos más extremos del municipio, han sido tomadas por los coches, obligando a adaptar la infraestructura viaria para facilitar el tráfico y el aparcamiento. La ciudad perdió así su carácter peatonal, salvo en las calles del centro que consiguió ganarle al automóvil, no sin esfuerzo, y hoy constituyen el lugar de encuentro, esparcimiento y zona comercial urbana.

Pero el COVID ha cambiado nuestra perspectiva. Para empezar por lo básico, la salud, hoy los científicos demuestran que existe relación entre una mayor mortalidad por coronavirus y altos niveles de contaminación. Somos más vulnerables a la incidencia de ésta u otras pandemias por venir, cuanto más tiempo llevemos respirando aire de mala calidad.  

Distancia social y tamaño de las aceras

Esta crisis ha demostrado que sin tráfico la contaminación desciende, también la demanda de petróleo, lo que nos permite actuar sobre el cambio climático si reducimos el consumo de energías fósiles y buscamos alternativas sostenibles.

De igual modo, nos ha enseñado que para seguir con nuestras vidas tras esta pandemia y las que puedan llegar en un futuro, estamos obligados por nuestra seguridad  a mantener la distancia social de 1,5 a 2 metros cuando salimos a la calle. Nuestras ciudades, y menos aún los centros históricos, carecen de aceras de ese tamaño, lo que nos obliga a ponernos manos a la obra y cambiar todo: mentalidad y distribución de espacios.
Muchas ciudades de todo el  mundo, también en España, han comenzado ya a reducir el espacio destinado a los coches en las calzadas, y además de ampliar las aceras para peatones, incluyen carriles para las bicis y patinetes, utilizando para ello pintura sobre la calzada, un sistema rápido y barato.

Porque vuelve la bici. El que fuera uno de los transportes más populares cuando casi nadie podía comprarse un coche, hoy ya es la mejor alternativa para la movilidad en ciudades, y su uso, además de saludable y silencioso, no ocupa espacio de aparcamiento ni requiere tiempo de búsqueda.
Pero para evitar conflictos es preciso planificar y consensuar medidas que promuevan su uso. El  Ayuntamiento y los ciudadanos tenemos la tarea urgente de repensar la ciudad y comenzar a reducir el tráfico, su intensidad y velocidad, redimensionando el espacio de manera equitativa, para favorecer el caminar y las actividades comerciales o de recreo en la calle. Una ciudad como Zamora debería devolver el protagonismo a los peatones y las bicicletas, buscando más rincones verdes y espacios valiosos que aporten calidad de vida a sus habitantes.

Ecologistas en Acción Zamora


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