10.3. Piensen en un huerto. Y si es comunitario y bajo las murallas de Zamora, mejor

Este es el mejor momento para valorar la importancia de los huertos, y más aún si ustedes viven en la ciudad. 

En una ciudad se puede tener un huerto del tamaño de nuestras posibilidades, desde unas cuantas macetas en balcones o ventanas, hasta mesas de cultivo de 1 m2 en terrazas y patios interiores. Los hay incluso verticales para nuestras paredes. Busquen en Internet y verán. 



Fresas en una maceta. Imagen CC0

Imagen CC0 de Pixabay
Claro que lo ideal son los huertos que muchos municipios ponen al servicio de sus vecinos. Con unos 50 m2 hay espacio suficiente para abastecer a una familia. En Zamora, Benavente y algún municipio más los hay.


Podemos ir más lejos y pensar en el centro de nuestras ciudades. En Zamora, por ejemplo. Piensen en una Zamora bajo el golpe de la crisis económica y climática que nos espera, con fuertes restricciones de energía, agua y mercancías, con la economía globalizada desmantelándose, sin garantías para consumos que vienen de lugares lejanos cargados de petróleo en forma de abonos, pesticidas y transporte... 

Y empiecen a imaginar, pero háganlo a lo grande. Se sorprenderán. 


Piensen en muchas de esas parcelas de césped de los parques de la ciudad consumiendo agua y cuidados. Piensen, por ejemplo, en esa enorme extensión de césped junto a la muralla recuperada. Imaginen por un momento que el Ayuntamiento, en línea con la Emergencia Climática que aprobó en septiembre, ha decidido dar un buen paso adelante y, además de ampliar la oferta de huertos en las afueras, ha establecido allí un huerto ecológico como ejemplo para los vecinos y para mostrar a todos esos visitantes que vienen en plan de un turismo cultural, sin la mistificación del parque temático... 

Imaginen allí un huerto comunitario donde todos los vecinos interesados se forman en el cultivo ecológico, y que ello es un requisito para acceder a una de las de parcelas individuales que se ofrecen. Imaginen que es obligado el respeto a unas normas de orden y cuidado, incluso de estética, que permitan lucir allí la naturaleza como un hermoso vergel.

¡IMAGINEN!

Mejor: SUEÑEN. Sueñen imaginando su huerto particular y todos los comunitarios posibles. Es momento para la esperanza de un futuro mejor que nos haga más sensatos, austeros y juiciosos. Además, es muy divertido, créanme. 

Ángel Encinas


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