Resultan inadmisibles proyectos de cientos de hectáreas que ocupan todo el horizonte.
Parque solar en Waldpolenz, Alemania. Procedencia de la imagen: Wikipedia.
Zamora es la segunda provincia, después de Valladolid, que más energía solar produce en Castilla y León. En el resto de renovables también estamos en los primeros puestos, sobre todo en la producción hidroeléctrica.
Mientras que en 2018 no se tramitó en Zamora ni un solo expediente de centrales solares fotovoltaicas, en el año 2019 se han tramitado nada menos que 30.
Nadie duda, y menos los que estamos alarmados por el cambio climático y el final de los combustibles fósiles, que la energía solar fotovoltaica es fundamental para la reducción de emisiones de CO2 y a conformar un tejido productivo descarbonizado.
Pero no vale todo. Hay aspectos problemáticos que nuestra laxa legislación autonómica no contempla de forma directa, y que resulta necesario tener en cuenta:
- La ubicación. Deben descartarse estas instalaciones en recintos con valor agronómico, forestal o ecológico significativo, y para nada en espacios naturales protegidos, áreas de Singular Valor Ecológico (ASVE) o paisajes valiosos declarados.
- La extensión. Viendo los megaproyectos que se están presentando, resulta necesario fijar una superficie máxima. Son inadmisibles proyectos de cientos de hectáreas que ocupan todo el horizonte y multiplican los impactos negativos en el territorio.
- Suelos. No deberán suponer modificaciones relevantes, prohibiendo la retirada del suelo fértil o su impermeabilización.
- Biodiversidad. Las instalaciones deben compatibilizarse con la conservación de la biodiversidad y los usos tradicionales, como el pastoreo controlado. Por eso deberá estar prohibido el uso de herbicidas como el glifosato.
- Permeabilidad de la fauna. En el caso de realizarse un vallado perimetral, este debe ser altamente permeable a la fauna silvestre y los procesos ecológicos.
- Tasa de Retorno Energético (TRE). La relación entre la energía producida por la instalación y la invertida en la construcción de la infraestructura y a lo largo de su ciclo de vida debe ser elevada para que esté justificada desde una perspectiva energética y de lucha contra el cambio climático. De ahí que la proximidad entre el punto de producción y el del consumo sea relevante.
La ciudadanía de Zamora deberá estar atenta a esos detalles cuando llegue al pueblo un proyecto prometiendo el oro y el moro.
Mientras, las innumerables hectáreas de los tejados de la capital y sus pueblos siguen disponibles, pero parece que no interesa nada eso de democratizar el acceso a la energía solar.
Ángel Encinas. EEAZ
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